miércoles, 12 de enero de 2011

automatismo

Qué pretendes? De verdad, que no te entiendo. Te encanta la cal y la arena, y te encanta darla en diferentes dosis. Me das una de cal, una cal que puedo interpretar como la cal más bonita del mundo mundial, una cal que me juras y prometes que voy a tener todos los días, pero de repente se ven indicios de tormentas de arena, pero bueno yo como siempre, tan imbécil como puedas imaginarte, no le hago caso a esa arenilla que me empieza a salpicar en la cara. Y de repente, bum, la peor tormenta de arena que se ha visto en mucho tiempo, y tú como duna del desierto, te deshaces de la manera más improvisada que alguien se puede imaginar, desapareciendo tan inhóspitamente, que te me haces inoportuno, inoportuno porque cuando creo que ya la tormenta tan extremadamente larga pasó, cuando veo a través de las nubes empieza a salir el Sol, es cuando otra vez apareces y vuelves tu con tu preciada cal, con la cal que como droga me engancha, y como sigo siendo la misma imbécil de siempre me olvidaré de la graba y la arena de playa otra vez más.

Acabo de escribir algo que no pienso revisar, no tengo ganas de volver a leer...

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